jueves, febrero 15, 2007

Aventuras en el Ritmo VII

Nueva Trova Cubana

La verdad es que ni fan soy de la trova, y la culpa la tienen muchos troveros... me da hueva la pose y la actitud de muchos güeyes que se adentran en este territorio. Muchos desdeñan cualquier otro tipo de música y le hacen fuchi arrugando la nariz y adoptando una expresión de horror cuando quedan expuestos a ella.

A esta actitud agréguenle los innumerables choros intelectualoides y eternas conversaciones de hippie de café, donde critican a los gobiernos, al imperialismo, a la represión de las ideas, bla bla bla... De hecho me he fijado que muchos de los intelectualillos pseudo-escritores-novelistas-aun-no-descubiertos están cortados por la misma tijera. Alegan hasta el cansancio y tratan de representar una imagen de "contestatarios", "rebeldes", "guerrilleros" y de mostrar a todo el mundo que son diferentes... pero a fin de cuentas son iguales. Igual y al escribir esto muestro mi ignorancia en el asunto, igual y son razones bastante absurdas, pero son válidas para mí, por lo menos.

Bueno, el caso es que el fin de semana pasado acompañé a un compa de aquí de Pueblo Quieto a tocar en un bar del mero centro algunas piezas de este tipo de música. Me aventé un quesito, un hueso, como se dice en el argot de los músicos.

Aquí la cosa cambió radicalmente porque me sentí un analfabeta, un perfecto ignorante del género, de esta corriente y lejos de enojarme o desesperarme, me interesó aprender más.

Para empezar, de todo el repertorio que tocamos esa noche sólo reconocí tres o cuatro canciones, jajaja... a saber: Ojalá (Silvio Rodríguez) una de Pablo Milanés (no, no la de El Breve Espacio en Que No estás, otra) una que pidió uno de estos intelectualillos chafitas de Fernando Delgadillo (puajjj! yo estaba esperando que luego pidiera algo de Nicho Hinojosa) una de Fito Páez, y ya no recuerdo que más.

La experiencia, como sea, fue chida.

Antonio Parga es un compa que tiene ya un buen rato de hacer música dentro del movimiento de trova. Me invitó a acompañarlo "cajoneando" con un cajón peruano que no era peruano y con "brujería" (efectos sonoros con shakers, campanas, panderos, etc) durante poco más de hora y media en un bar. Entre canción y canción platicaba con el público, hacía bromas y seguía cantando y tocando. Me decía antes de empezar alguna rola el ritmo que había que tocar, y yo ponía atención a la estructura y las improvisaciones, pausas, matices. Un hueso, pues.

Aparte, me explicó un poco acerca de la rolita "Ojalá" de Silvio Rodríguez:


Ojalá que las hojas
no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas
convertir en cristal
ojalá que la lluvia
deje de ser milagro
que baja por tu cuerpo
ojalá que la luna pueda salir sin ti
ojalá que la tierra no te bese los pasos
ojalá se te acabe la mirada constante
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.

Ojalá pase algo que te borre de pronto

una luz cegadora
un disparo de nieve,

ojalá por lo menos
que me lleve la muerte
para no verte tanto,
para no verte siempre
en todos los segundos
en todas las visiones.


Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá que la aurora no de gritos que caigan en mi espalda
ojalá que tu nombre se le olvide a esta voz
ojalá las paredes no retengan tu ruido
de camino cansado
ojalá que el deseo se vaya tras de ti

a tu viejo gobierno de difuntos y flores

ojalá se te acabe la mirada constante
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto
una luz cegadora
un disparo de nieve

ojalá por lo menos
que me lleve la muerte
para no verte tanto
para no verte siempre
en todos los segundos
en todas las visiones.

Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
Ojalá pase algo que te borre de pronto
una luz cegadora
un disparo de nieve
ojalá por lo menos
que me lleve la muerte
para no verte tanto
para no verte siempre
en todos los segundos
en todas las visiones.

Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.


Si bien algunas letras son dedicadas al sentimiento del amor, otras provienen del odio o de sentimientos opuestos, pero no había imaginado antes que esta rolita no está dedicada a una mujer, que sería lo más obvio. "Hay que saber decir las cosas" me dijo Toño cuando me aclaró que está dedicada con cariñito a los gringos, haciendo alusión sobre todo a su inclinación bélica y a su consumo de drogas. Ya saben, con ese particular cariño que le tienen los cubanos al imperio.

Creo que la rolita trascendió para mí por este hecho. Sigue vigente la letra, la musicalización y el ensamble con que fue hecha, pero sobre todo, sigue vigente gracias a la estúpida actitud gringa. Me quedé pensando en cuántos agravios le ha generado Estados Unidos a Cuba, para que alguien que se dedica a las canciones le diga "Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones" y desee incluso estar muerto con tal de no volver a saber más de el objeto de composición.
















No creo volverme fan de la nueva trova, pero siempre he creído que cada género musical que trasciende y se proyecta continuamente adaptándose, regenerándose e implantándose sin rendirse ante lo fácil, lo estrictamente comercial y las propuestas balines o de plástico (léase pendejaditas como RBD y en general los productos chafitas de Televisa y TV Azteca, por decir unos grandes ejemplos) es porque, como dice Toño Parga, saben decir las cosas.

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